Ellos son los héroes de carne y hueso

 

 

Con acento santiagueño y una voz risueña, Margarita Barrientos, fundadora del comedor Los Piletones en Villa Soldati, cuenta que su heroína personal es su madre, doña Saturnina Barrientos. Fue ella quien le enseñó, cuando vivían en El 25, departamento de Matará, provincia de Santiago del Estero, la importancia de ser generosos a pesar de que los recursos eran escasos. Saturnina solía cocinar, en el rancho de esas tierras áridas, tortillas de sobra para convidar a los vecinos que vivían una dificultad más dura que la propia.

Y algo habrá aprendido Margarita, ya que replicó las enseñanzas de su madre a gran escala. Sentada en una silla de madera despintada, cerca de la entrada de un galpón, que es un comedor -pero también su casa-, espera el arribo de los 1500 niños y adultos de la villa que irán a buscar un plato de comida para calentar el cuerpo en este invierno.

Aunque esta imagen diste bastante de la de los superhéroes que muestran las historietas o las películas, Barrientos quizás haya salvado tantas vidas como ellos. Una muestra de que su acción ha calado profundo en el tejido social es que Barrientos, junto a Juan Carr, creador de Red Solidaria; Susana Trimarco, madre de Marita Verón, la joven secuestrada en 2002, y Abel Albino, fundador de la Fundación Cooperadora para la Nutrición Infantil (Conin), hayan sido elegidos por los argentinos como los héroes contemporáneos por sobre figuras deportivas, según una reciente encuesta de TNS Gallup y Coca-Cola.

No todos están contentos con el rótulo de superhéroes y lo hacen saber. Pero sí acceden a compartir cuáles son los héroes que a cada uno lo llevaron a ser quién es.

 

 

El alma del comedor Los Piletones ceba unos mates dulcificados con edulcorante y cuenta cómo la inspiró su madre, a través de un relato de su infancia:

«Me acuerdo que yo y mis diez hermanos llegábamos de la escuela muertos de hambre. Y cuando comíamos, mamá siempre dejaba un plato hondo de comida en el centro de la mesa. Y se ve que algún día me habré quedado con hambre, y entonces le pregunté a mi madre si podía comerme el plato que había quedado.

«Entonces mi mamá me llamó por mi sobrenombre que era gringa, por más que fuese gringa negra -dice entre risas Barrientos- y me dijo con mucha dulzura y una paz interior, que es difícil de encontrar en las personas:

-Si vos comés ese plato de comida, y después viene Dios, ¿qué le vamos a decir?

«Entonces no lo comí, y esperaba a que Dios viniera. Otro día, cuando volví corriendo de cuidar a los chivos, había un hombre comiéndose ese plato.

-Pero mamá, él no es Dios -le dije.

-¿Vos lo conoces a Dios? -contestó ella.

-No -repliqué yo.

-Bueno, entonces él es Dios -me dijo.»

No sorprende que el modelo a seguir que se repite en todos los casos sea el de la Madre Teresa de Calcuta. Para Carr fue una figura clave, Barrientos la admira muchísimo y Albino dice que fue su guía.

Albino recuerda que un día cuando caminaba por una de las calles internas de la Universidad de Navarra en España, donde estudiaba biología molecular, encontró un diario tirado y curiosamente lo levantó. Vio que era una entrevista a la Madre Teresa donde unos alumnos le preguntaban qué era la paz. Como Albino no estaba en paz se interesó en el artículo en el que la Madre Teresa explicaba que «el fruto del servicio es la paz». Fue allí cuando descubrió que su camino era la asistencia de los niños desnutridos. Sin embargo, en ese entonces no sabía todo el trabajo que había por delante.

A quiénes admiran

Es difícil hablar con Juan Carr sobre heroísmo porque no está de acuerdo con la palabra que le aplican. Se enoja, pero accede a la entrevista a regañadientes. «Amo lo que hago, y la palabra héroe para mí resta. No soy un héroe, me complicaría serlo. Prefiero ser calificado de persona común», sentencia verborrágico Carr.

Entonces hay que cambiar la pregunta. «¿Quiénes son para vos las personas de carne y hueso a imitar?» Ahí sí enumera nombres sin parar, aunque los primeros que se le vienen a la mente son: José de San Martín, la Madre Teresa de Calcuta y Mahatma Gandhi. Entusiasmado cuanta que los discursos de Martin Luther King lo marcaron mucho cuando era un niño y que para él los líderes argentinos actuales son Marta Pelloni, Abel Albino y Margarita Barrientos. Está convencido de que una sola persona puede cambiar el mundo: «Mirá a Steve Jobs», dice.

Sostiene que todos ellos tienen algo en común que los une: la pasión. El amor por una causa que le daba sentido a sus vidas. «Muchos de mis ejemplos a seguir pensaban cosas distintas a mí, pero yo admiro a los apasionados. Y todos ellos querían cambiar la realidad», concluye Carr.

En cambio, para Albino, creador de una fundación que ya cuenta con 44 centros en la Argentina y 4 en el extranjero para salvar a miles de niños de la desnutrición, un héroe es aquel que entrega su vida por una idea o una pasión noble, digna, buena y generosa. Y además cree que es muy importante que la sociedad tenga héroes «porque son los espejos donde debemos mirarnos. Tenemos que buscar a esos hombres y mujeres que nos lleven para arriba, no hacia abajo», piensa.

«Uno es consecuencia de su historia», empieza a relatar Albino, que nació en Morón, provincia de Buenos Aires, pero vivió gran parte de su vida en el norte del país, donde afianzó el amor a la patria que lo caracteriza.

«Mi papá hablaba de San Martín y lloraba», dice Albino al contar que este prócer fue el héroe de su infancia y a quien le dedico una composición cuando estaba en cuarto grado, que le valió un concurso provincial.

Y fue su padre quien le enseño a amar a la Patria. El padre cada tanto le decía: «Hijo, llevemé a las lagunas de Guanacache». Un desierto, inhóspito, que ahora no existe más. Y Albino le contestaba: «Papá son las 4 de la tarde, hacen 40°C, ¿y vos me pedís que te lleve al desierto?» Al final accedía a llevarlo y su padre se paraba a ver ese páramo donde no había nada. Entonces le decía: «Venga hijito, tiene que querer a estas piedras y a estos sauces, porque nos lo dieron todo».

Entre sus héroes de la infancia figuran los tres premios Nobel argentinos a la ciencia: Bernardo Houssay, Federico Leloir y César Milstein. Además nombra a Albert Sabin que inventó la gotita para curar la polio o parálisis infantil, y luego donó los derechos de la vacuna a todos los países del mundo para que fuese gratuita. Albino admira a los próceres de nuestra historia que no estaban detrás de las cosas materiales, «sino de un sueño hermoso». Y cuenta que Domingo F. Sarmiento pasó sus últimos años sin un solo peso por lo que tuvo que ir a vivir a la casa de su hija, Faustina, o que Manuel Belgrano entregó su reloj al médico que lo atendió antes de morir.

En cambio, los héroes de Trimarco, quien continúa luchando para reencontrarse con su hija, son todas mujeres. Desde chica leía fascinada el compromiso de Evita Perón por los pobres y años más tarde se emocionaba con el reclamo de las Madres de Plaza de Mayo, sin imaginarse que tiempo más tarde ella estaría viviendo algo similar. Entre sus heroínas también se encuentra Cristina Fernández de Kirchner, quien le envía recursos económicos para mantener la organización que dirige, María de los Angeles.

En su infancia

¿Pero qué querían ser estos héroes reales cuando eran niños? Abel Albino soñaba con ser bombero, ya que le parecía laudable que gente saliese a cualquier hora del día -sin importar si estaba descansando o almorzando con su familia- para apagar un incendio. Margarita Barrientos quería ser presidenta del país y una mujer rica, porque creía que de esa forma le salvaría la vida a su madre que estaba enferma de mal de Chagas. Juan Carr soñaba con ser alguien muy parecido a quien es ahora, aunque de niño no se imaginaba con precisión qué quería ser.

Pero desde su infancia hasta hoy debieron recorrer un largo camino. Y como si fuese una alegoría del camino de héroe de ficción, ellos sortearon, gracias a la perseverancia y pasión por lo que hacen, numerosos obstáculos y se sometieron a sacrificios personales.

Albino hipotecó su casa para abrir más centros de desnutrición infantil. Y Trimarco, a pesar de la enorme tristeza por la pérdida de su hija y de una lucha que aún continúa (estos días logró sentar a 13 personas sospechosas del secuestro de Marita), tuvo fuerzas suficientes para albergar en su propia casa a chicas que rescató de la trata de personas.

Desde la Fundación María de los Angeles ya rescataron a mil chicas víctimas de la trata de personas a lo largo y ancho del país. No sorprende que en la encuesta de Gallup figure que el 60% de las personas que consideran a Susana Trimarco como un héroe real sean mujeres.

Barrientos ofreció el único lugar que tenía disponible para abrir un comedor comunitario, su hogar. Allí es donde funciona actualmente el comedor, que pudieron ir ampliando gracias a donaciones particulares.

El 7 de octubre de 1996, Isidro, el marido de Barrientos, le dijo: «Prendé fuego al horno y calentá mate cocido así les damos a los pibes del barrio». En ese entonces no tenían cocina ni tampoco garrafa porque la habían vendido, y calentaban el agua sobre el fuego.

Barrientos recuerda ese día como el más feliz de su vida. Como servían la comida en su propia habitación debían correr las camas del cuarto. A veces terminaban tan cansados de cocinar, servir y limpiar que no les quedaba fuerzas para entrar las camas y entonces tiraban los colchones y dormían en el piso.

«Pero es lindo», dice Margarita y agrega: «El sacrificio y empezar de abajo te enseña muchísimas cosas, porque cuando saboreás el sacrificio, y tu necesidad llegó al límite, uno consigue la fuerza que le permite salir».

Responsabilidad

Según la encuesta mencionada, que se realizó a la población usuaria de Internet de la Argentina, estos héroes reales fueron elegidos por su esfuerzo, responsabilidad y solidaridad. Además, tres de cada cuatro encuestados considera que ser solidario cotidianamente hace a un héroe.

Por su parte, los líderes seleccionados sienten responsabilidad por el lugar de héroes que les toca y además tienen miedo de defraudar a la gente que los rodea. «Siempre le pido a Dios no equivocarme y no defraudarlos porque la gente cree mucho en mí», cuenta Barrientos. En el mismo sentido, Albino dice: «Sin duda me da mucha responsabilidad porque yo no dejo de ser una persona común y silvestre, con mis defectos, y puede ser que también con mis virtudes».

Sin embargo, todo el esfuerzo tiene su recompensa. Entre los héroes de Albino figura su ex profesor, el doctor chileno Fernando Monckeberg, quien le dejó una marca en el corazón al enseñarle todo sobre la desnutrición infantil. Cuando Albino fue a verlo para preguntarle si iría a Mendoza a ayudarlo a abrir una fundación para niños desnutridos, el doctor chileno lo abrazó y le dijo: «No sabés lo feliz que vas a hacer». Y tenía razón.

75%

considera que ser solidario cotidianamente hace a un héroe

9

De cada 10 encuestados cree que se necesitan más héroes reales para cambiar el mundo en la actualidad

RANKING DE LOS MAS VOTADOS

43%

Juan Carr

40%

Margarita Barrientos

33%

Susana Trimarco

13%

Abel Albino

11%

Lionel Messi

5%

Agustín Pichot

4%

Juan Martín del Potro

COMO COLABORAR

Red Solidaria

www.redsolidaria.org.ar

Comedor Los Piletones

www.margaritabarrientos.org.ar

Fundación María de los Angeles

www.fundacionmariadelosangeles.org

Fundación Conin

www.conin.org.ar.

 

Vía: La Nación

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