El policloruro de vinilo (PVC) al llevar cloro en su composición, al igual que el DDT o los CFCs, durante su producción, su uso y cuando se quema forma sustancias organocloradas, extremadamente tóxicas para el medio ambiente y para la salud de las personas por lo tanto es un veneno medioambiental.
Además para su fabricación se utilizan metales pesados y cancerígenos como el Cadamio,
La enorme utilización del PVC en la actualidad se debe en gran medida a su bajo coste. Estos precios no incluyen los costes de la degradación ambiental generada por este plástico, que pagamos todos los ciudadanos en lugar de los responsables de contaminar, y colocan a los productores de materiales alternativos más naturales en una situación competitiva desfavorable.
Hasta hace no mucho el PVC estaba presente en todo, las botellas de plástico, tuppers, cortinas de duchas, manteles, tarjetas de crédito, juguetes y casi cualquier elemento plástico, al día de hoy gracias a la generación de conciencia muchas empresas sobre todos las relacionadas con la parte alimentaria, han sustituido el PVC por otros tipos de plástico menos nocivos.
Los objetos de PVC contienen además muchos aditivos tóxicos y metales.
Los aditivos escapan del material plástico y contaminan el entorno o los alimentos que contienen, en el caso de envases de alimentos.
Cuando los productos de PVC son residuos, si acaban en un vertedero, los aditivos que contienen contaminan el suelo y las aguas subterráneas, si se queman en una incineradora o en un vertedero, forman sustancias organocloradas, incluyendo dioxinas, que se emiten al medio ambiente.
Para saber que tipo de plástico estamos usando hay que fijarse en el logo de reciclaje este tiene un número y el mismo nos indica de que tipo se trata, tenemos que evitar los tipos 3 (PVC), 6 (Poliestíreno) y el 7 (Bisfenol A) que son los altamente tóxicos.
Las botellas de plástico pueden desprender a la bebida pequeñas dosis de compuestos químicos como los ftalatos,el bisfenol A o el antimonio que son perjudiciales para la salud incluso en dosis muy bajas.
¿Cómo evitar los ftalatos y el Bisfenol A?
- No se deben calentar recipientes plásticos, ni siquiera en el microondas.
- Los recipientes plásticos no deben contener bebidas calientes.
- No se deben lavar en el lavavajillas, el calor hace que se desprendan las particulas nocivas.
- Evitar la comida enlatada, el interior de las latas puede contener Bisfenol A. Tampoco se deben calentar las latas.
- Mejor usar recipientes de vidrio o productos que se indique que son “Libre de ftalatos” ó “Libre de bisfenol A”
- El uso repetido de botellas plásticas es perjudicial sobretodo si son NO reutilizables, que son la gran mayoría.
Si el plástico no contiene la información de reciclaje que nos indica el tipo del mismo, no usarlo seguramente se trate de PVC.
Nuestra casa llena de PVC
Si lamentablemente nuestras casas son trampas tóxicas Los drenajes del agua, los cables de la luz, las tapas y cajas de enchufes, los sofás imitación cuero, las alfombras, persianas, ventanas, puertas, como verán la lista es casi interminable.
¿Por que tantos artículos son dePVC si se sabe que es tóxico?
Por ejemplo, en el caso de las tuberías de PVC para conducir aguas residuales, cuyo precio es de un 20% a un 30% inferior al de otros materiales alternativos, como hierro galvanizado, cerámica o polietileno. Sin embargo, en trabajos subterráneos, el coste del material de la tubería tiene poca importancia comparado con el coste total de la instalación (excavación, extensión de conductos, relleno, fortificación). Además el PVC es más susceptible de sufrir roturas que el resto de materiales posibles. Su vida media real es de 10 a 15 años frente a los más de 100 años de duración de los materiales tradicionales.
Lo mismo sucede con los perfiles de persianas y ventanas, que en lugar de los 50 años de vida media prometidos por los fabricantes, duran no más de 15 años, debido a las condiciones climáticas desfavorables a que se ven sometidos en España y a que no pueden ser arreglados ni reparados.
De cualquier manera, un aumento en la demanda de materiales alternativos al PVC, se reflejaría inmediatamente en una disminución de la diferencia de precios. Empezar a sustituir el PVC en todas sus aplicaciones es el mejor método para quitar argumentos a los que piensan que el precio es lo único a tener en cuenta.
Así la vida del PVC está ligada a la formación y emisión de grandes cantidades de dioxinas, las sustancias sintéticas más tóxicas que se conocen. Las dioxinas son sustancias cancerígenas, disminuyen las defensas del organismo al dañar el sistema inmunológico y alteran el sistema hormonal, que es un sistema complejo de mensajeros químicos que tiene nuestro organismo para regular funciones vitales como la reproducción, el desarrollo y el crecimiento. Las dioxinas afectan especialmente a los fetos y a los bebés lactantes, que las ingieren a través de la leche materna.
Vía: Ecocosas