Myrta Cabana – Darlocab | Víctimas indefensas de Jujuy | San Salvador de Jujuy

El proyecto
Myrta Cabana recibe y transforma la realidad de los niños más vulnerables: los que están en situación de calle. En el hogar de día ofrece alimentos, espacios de recreación, atención médica y psíquica y, sobre todo, la posibilidad de sentirse recibidos y alejados de la intemperie. También se acercan a las familias para lograr un trabajo integral. El equipo de Myrta sale de día y de noche a monitorear la presencia de niños en la calle, para comenzar con ellos un vínculo que pueda sanar, incluir y proyectar hacia el futuro. “Nuestra misión es que ningún chico crezca sin ayuda y comprensión”.
Qué está logrando
Más del 80% de los chicos que pasaron por la fundación abandonaron la calle. Encontraron un espacio de contención, donde pudieron empezar a repensar sus vidas y sus posibilidades. Hoy son ciudadanos libres. Muchas voluntarias del hogar de día son madres de los chicos atendidos por la fundación, lo que muestra el trabajo integral y el deseo de muchas familias de sacar adelante a sus hijos.
El dato
Un hijo de Myrta fue asesinado cuando tenía 16 años. En el crimen participaron menores. A partir de ese dolor, Myrta decidió trabajar para que todos los chicos en situación de calle de Jujuy recibieran la contención necesaria para salir de la exclusión y evitar los circuitos de la violencia y el crimen. Cuentan con apoyo escolar, docentes de niveles iniciales, talleres de capacitación laboral, entre otros.
Su mirada
“De aquí a 10 años, imagino a nuestros chicos como jóvenes emprendedores, responsables, trabajadores, jefes de familias, contenedores de sus propios hijos, maestros, protagonistas de un cambio positivo en la sociedad en la que se encuentran insertos”.

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El perdón que cambió la historia

Su hijo fue asesinado a los 16 años y del hecho participaron menores. Ahora, Mirta dirige una fundación para alejar a los niños de la violencia.

El Proyecto
Myrta dedica su tiempo a lograr que menores de edad salgan de la calle para poder emprender una vida mejor. Con ese fin, ella maneja una Fundación cuyo hogar brinda alimento, apoyo escolar, intervención psicológica y orientación social a los niños en situación de abandono y extrema vulnerabilidad.
“Evitar que sigan matando jóvenes de nuestra sociedad es lo que me sostiene en esta lucha incesante”.

 

El primer paso consiste en la búsqueda de chicos en esa situación y su posterior rescate. Para eso, un grupo de Operadores de calle realiza recorridos diurnos y nocturnos monitoreando la presencia de jóvenes abandonados en la vía pública.
El paso que sigue es asistirlos en todos los aspectos necesarios para un normal crecimiento y desarrollo como personas. La fundación se encarga de brindarles 4 comidas diarias, apoyo escolar de parte de docentes especializados, actividades de recreación, deportes, charlas de formación, intervención psicológica y orientación social. A su vez, se acercan a las familias para trabajar en equipo con ellas.
En todos estos ámbitos los chicos cuentan con asistencia y seguimiento personalizado, a través de un equipo de profesionales especializados en las distintas áreas. De esta forma, los chicos comienzan a proyectarse, toman control de sus vidas y ven que hay un futuro positivo y sano esperándolos. Para ello, la fundación desarrolla un programa de capacitación de oficios, los cuales parten del interés de sus protagonistas tomando como base valores esenciales tales como autoestima, responsabilidad, amor al prójimo, solidaridad y cooperación.

Los programas permiten a los jóvenes especializarse en distintas áreas, con el fin de brindarles los conocimientos necesarios para desarrollar diversos oficios y así poder abandonar en un futuro el peligroso mundo de la calles. Taller de periodismo, radio, derechos de la juventud, derecho del niño, educación sexual, adicciones, violencia, maltrato, autoestima, espacios de lectura; como así también capacitación en los oficios de panadería, repostería, gastronomía, catering, atención al cliente, operador de calle y reciclado, son algunas de las herramientas con las que cuentan los niños para soñar con un futuro digno.
Cómo nace
“Evitar que sigan matando jóvenes de nuestra sociedad es lo que me sostiene en esta lucha incesante”. Esta es, en palabras de Myrta, la fuerza motora que dio inicio y sostiene este proyecto. Todo comenzó con la trágica pérdida de su hijo, quien a los 16 años fue asesinado en un asalto donde estuvieron involucrados menores de edad. Desde ese dolor, Myrta comenzó inmediatamente a trabajar para alejar a los chicos de las calles y que ellos puedan salir de los circuitos de las adicciones, la violencia y el crimen. “Hoy evalúo que siempre trabajé persiguiendo estos objetivos, principalmente que los chicos de Jujuy estén mejor. Desde el asesinato de mi hijo Rodrigo, comienzo mi trabajo con mucha más fuerza, que es lo que me lleva a continuar con el mandato de lo que hago”.
Se dio cuenta de que un chico llega a la delincuencia si le faltó contención, afecto, sentirse querido. Ella quiere prevenir que la violencia se apodere de los niños. “Mi trabajo y logros son por él y lo representan”, explica Myrta; razón por la cual la fundación lleva el nombre Darío Rodrigo López Cabana.
Quién es
Myrta Juana Cabana tiene 69 años y vive en San Salvador de Jujuy. Es docente de profesión, aunque dedica su tiempo completo a la fundación que inició en 1998 junto a su marido y sus dos hijas. Allí desempeña el cargo de Presidenta, el cual le demanda 15 horas diarias sin obtener a cambio ninguna remuneración, ya que no sólo se encarga de desempeñar su función sino que se involucra en muchas otras áreas, a fin de dar siempre más de sí misma. “Sigo pensando y sintiendo cómo mejorar el día a día de la sociedad en la que vivimos”, explica.
Una muestra de la enorme dedicación que Myrta pone en su fundación, es la particularidad de no tener receso durante el año. En las vacaciones veraniegas sólo se modifican los servicios, llevando adelante una colonia con diferentes actividades (deporte, recreación, excursiones, juegos de salón, entre otras).
Esta gran pasión por lo que hace se puede apreciar en sus propias palabras: “Mi trabajo va mas allá de lo monetario e incluso de una vocación, yo diría que es mi deber de madre homenajear a mi hijo, a sus ideales de un Jujuy mejor y a la memoria de las circunstancias en las que se dio su muerte”.
Su huella
“Sigo pensando y sintiendo cómo mejorar el día a día de la sociedad en la que vivimos”.

 

Más del 80% de los chicos que asistieron a la fundación ya han logrado abandonar definitivamente las calles y alejarse de la marginalidad. Hoy son jóvenes afianzados en valores, ciudadanos responsables, emprendedores, jefes de familias y protagonistas de un cambio positivo en la sociedad en que se encuentran insertos.
Mediante la educación y la cobertura de necesidades básicas, Myrta ha logrado crear en cientos de chicos un proceso de socialización que les permite desenvolverse en diferentes ámbitos de la vida cotidiana, familiar, escolar y comunitaria. De esta manera, ha conseguido al mismo tiempo intervenir y apaciguar problemas de mendicidad, alcoholismo, violencia, adicciones y delincuencia a las que tantos jóvenes están sujetos, despertando en ellos la certeza de que su vida es valiosa y que están llamados para grandes cosas.
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