Gloria Muñoz- La Posada | Hogares para personas con VIH | San Miguel y José C. Paz

 

El proyecto
Gloria Muñoz creó y dirige Hogar La Posada, un centro de hogares sustitutos que alojan a personas con VIH-SIDA en situación de pobreza, marginalidad y abandono. Los habitantes de los hogares realizan talleres de microemprendimientos y labores varias y, ante todo, reciben sus medicaciones y recuperan la rutina de controles médicos y psicológicos. Además, los internos reciben capacitaciones para oficios específicos y algunos estudian en escuelas de adultos para concluir el primario o el secundario.
Qué está logrando
Hogar La Posada lleva 20 años albergando a personas con VIH-SIDA en situación de calle. Si la calle es una experiencia de abandono y vulnerabilidad, eso se agrava cuando una persona tiene VIH. De esta manera, Gloria cubre las necesidades básicas de los internos o posaderos (alimentación, higiene y vestimenta) y, para los que lo necesitan, brinda asistencia personalizada en la lucha contra la adicción. Asimismo, Gloria viene logrando que muchos hijos de posaderos accedan a la educación y que muchas personas se inserten laboralmente.
El dato
Hogar La Posada comprende 3 Posadas: la de varones, con 20 camas, la de mujeres, con 24 camas y la de madres con hijos, con capacidad para 4 madres y 2 hijos cada una. En todos ellos se vive como en una familia. “Lo principal es que se sientan queridos, bienvenidos. Su principal herida es el abandono, no el SIDA”, cuenta Gloria.
Su mirada
“Estoy convencida de que nadie puede vivir en la calle. Y por su situación de enfermos crónicos, menos las personas con VIH. Dejar de hacer algo por ellos sería volver atrás en el tiempo, cuando un enfermo de sida era considerado un muerto en vida. Quiero devolverles la dignidad de persona”.

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Una oportunidad para cambiar de vida

Gloria Muñoz creó 3 hogares sustitutos para alojar a adultos con VIH en situación de calle. Allí, 48 personas se reencontraron con la vida.

El proyecto

 

“Las obras no son para un año o dos, el compromiso del corazón es para siempre. Amar es para siempre, no tiene tiempos”.

 

Gloria Muñoz creó y dirige la Posada, hogares sustitutos y gratuitos que alojan a enfermos con VIH-SIDA en situación de calle y con diferentes problemáticas como adicciones, violencia familiar, abuso y cumplimiento de condenas domiciliarias. Para ello cuenta con tres hogares: uno para varones en la localidad de San Miguel, y otros dos para mujeres y madres con hijos portadores en la localidad de José C.Paz. “La herida más grande que yo percibo en los posaderos es la herida en el corazón, no el VIH”, describe Gloria.

 

Allí los posaderos, como a Gloria le gusta llamarlos, encuentran un hogar donde vivir y un ambiente adecuado para seguir con sus tratamientos y controles médicos. Según  sus propias palabras, “este proyecto está pensado para mejorar la calidad de vida de los enfermos, generando un ambiente confortable, saludable y digno para que se sientan queridos y con ánimo optimista para enfrentar su propia realidad”.

 

Además de realizar las tareas diarias comunes a una casa de familia, los posaderos trabajan en diferentes microemprendimientos, como en confección de bolsas de residuos, marroquinería y telar, que les permiten tener una salida laboral.

 

Cómo nace

 

Según relata Gloria, “desde los comienzos del Sida en la Argentina, los enfermos en situación de pobreza extrema se encontraban en un camino seguro hacia la muerte”. Ante esta situación apremiante y movida por una profunda vocación de acompañar a los marginados, fundó los hogares La Posada para atender esta necesidad.

 

Así, hace 19 años nacía en San Miguel el primer hogar del país exclusivo para hombres con VIH en situación de calle. Cuatro años después, creó los de mujeres y madres con hijos en la localidad de José C. Paz. Según Gloria, desde que llegan, los posaderos “comienzan a sentir que su vida empieza a cambiar, que tienen una nueva oportunidad”.

 

Quién es

 

“Esta es una misión que la vivo como un don de Dios, que se hizo vocación para amar a los pobres y los enfermos”.

 

Publicista de profesión, desde el año 1987 trabaja con enfermos y ancianos. Con el correr del tiempo, comenzó a visitar a los enfermos en los hospitales, para brindarles un poco de alivio y compañía.

 

“El SIDA era una enfermedad reciente, y comencé a ver cómo morían solos, al mismo tiempo los hospitales no daban a basto con la cantidad de enfermos. Eso me llevó a ver la necesidad de fundar un hogar donde pudieran en algunos casos recuperarse y en otros, al menos acompañarlos en sus últimos momentos”.

 

Su Huella

 

“Algunos siempre me dicen, yo pensaba que me iba a morir ayer. Les digo no, la muerte es parte de la vida como para cualquiera, pero vos vas a vivir, pero tenés que vivir bien”.

 

“Dejar de hacer algo por estos enfermos marginados sería un volver a tantos años atrás, donde un enfermo de sida era discriminado y considerado un muerto en vida. Más aún, creo que se aceleraría su muerte. Hemos querido por lo tanto devolver la dignidad de persona a todos ellos”.

 

El hogar la Posada de varones alberga a unos 20 posaderos, mientras que en los hogares de  mujeres viven otras 28. En los casi 20 años que funciona la Posada muchos de los posaderos pudieron volver a restablecer su salud y retomar las riendas de su vida.

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