Las semillas actúan sobre la mucosa intestinal estimulándola, y en ocasiones puede provocar su inflamación. Por ello es importante saber cómo consumirlas para evitar que ocurra dicha inflamación, sin perder el efecto beneficioso de las semillas.

Tanto las semillas de Chía como las de Lino o Linaza pueden provocar inflamación intestinal, especialmente si estas se consumen en forma entera. Si este es el caso, es necesario moler las semillas para romper la fibra que contienen y que su efecto no sea tan irritante.

Para las personas que deciden empezar a consumir semillas, los especialistas en la materia recomiendan realizar una progresión para probar cómo reacciona el organismo.

Durante la primera semana colocar 1 cucharadita de semillas de Chía o Lino en un vaso de agua durante 30 minutos. Tras este tiempo hay que colar la bebida y tomarla.

En la segunda semana se muele 1 cucharadita de semillas de Chía y se mezcla con yogur light o zumos de frutas naturales sin azúcar.

Si el organismo reacciona favorablemente, a la semana siguiente se recomienda mezclar directamente 1 cucharadita de semillas de Chía o Lino enteras en el yogur, leche, zumos o en las preparaciones que se desee.

Con esta progresión, la irritación intestinal puede disminuir. En caso de que esto no sucediera, es importante permanecer en la etapa de la progresión que no causa irritación o dolor abdominal.

Las semillas, en general, tienen un alto porcentaje de fibra insoluble, sustancia orgánica que nuestro intestino no puede digerir; pero que estimula la mucosa intestinal provocando contracciones que mejoran el tránsito intestinal. Por esta razón es importante tener presente cómo se deben consumir las semillas de Chía o Lino para evitar la inflamación intestinal y poder gozar de sus nutrientes activos.