Rosario Quispe – Fundación Warmi – Desarrollo comunitario | Abra Pampa y Puna, Jujuy

El proyecto
Rosario trabaja para que su gente, las comunidades coyas de la Puna argentina, puedan desarrollar su vida en su tierra, sin tener que emigrar forzadamente a las ciudades en busca de sustento. Para ello, encara la situación desde diversas aristas: microcréditos para proyectos productivos de ganadería y cultivo, emprendimientos de turismo, artesanías, pequeñas empresas sociales, campañas de prevención en temas de salud, ambulancia… Incluso ha inaugurado la Universidad de Warmi, primera escuela de estudios superiores en la Puna. A su vez, logró que 20 chicos estén estudiando medicina en el exterior.
Qué está logrando
Hoy cuenta con más de 3000 socios, unas 6000 familias que están logrando igualdad de oportunidades sin necesidad de migrar. “El poder tener un emprendimiento propio ya es trabajar, eso dignifica y más aun cuando se hace sin abandonar su tierra, cultura y familia. Rosario sueña con una Puna mejor, con profesionales que lideraran el cambio y el desarrollo para ellos y sus familias”.
El dato
Según explica Rosario, la acción de Warmi es necesaria para evitar que se desintegren las comunidades. Si no aparecen oportunidades, jóvenes y hombres se van a las ciudades. “Las familias se desarticulan, los niños quedan abandonados, y los jóvenes sin contención familiar ni oportunidades se entregan a los vicios”.
Su mirada
Es inquieta, creativa, sabe que existen opciones y sale a buscarlas. Tomó conciencia del riesgo social en sus comunidades y puso manos a la obra. “El dolor me llevó a hacer, para que otros no sufran lo que me tocó sufrir a mi”.

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asociacionwarmi@yahoo.com.ar | (0388) 154 344 492

La Puna quiere ser libre

Fundadora de Warmi, Rosario trabaja por la dignidad, los derechos y la igualdad de oportunidades de las comunidades de la Puna.

Educación, trabajo propio y sustentabilidad son algunos de los valores que la ONG impulsa para que las familias ya no tengan que emigrar a las ciudades para subsistir y puedan recuperar el lugar que les pertenece.

El Proyecto
“Que todos los coyas podamos vivir dignamente como lo hacían nuestros abuelos”, es el mayor deseo de Rosario Quispe y motivo por el cual lleva 17 años dedicando cada día al desarrollo y crecimiento de la organización Warmi. “Queremos vivir de nuestro propio trabajo y nuestros valores”, son los dos aspectos que ella resalta y que necesitan ser recuperados entre las comunidades de las que Rosario es hija.
«Hoy puedo decir que hay miles de familias que pudieron elegir quedarse en la Puna, gracias a su compromiso y a su trabajo”.

 

La falta de trabajo dificulta el desarrollo de la gente en la Puna y su permanencia en la región, especialmente de los jóvenes. Al no contar con oportunidades ni vislumbrar ningún futuro, prácticamente la única opción que tienen es la de probar suerte en la ciudad, abandonar su tierra, y en la mayoría de los casos nunca más regresar. Por otro lado, aquellos que deciden quedarse se ven obligados a hacerlo en difíciles condiciones para su desarrollo personal y profesional, lo que genera angustia, desesperación, refugio en adicciones y muchos otros problemas que amenazan a la región.
Esta dura realidad llevó a Rosario, hace 17 años, a fundar una ONG para que todos en la Puna pudieran soñar con un futuro mejor, brindando esas oportunidades que hasta el momento no existían. En el área profesional, Warmi ofrece formación y capacitación en turismo, producción agrícola y ganadera, artesanías, servicios, idiomas, informática, entre otros. A su vez, mediante préstamos solidarios motiva la creación de pequeñas empresas sociales en diferentes comunidades aborígenes, forma agentes sanitarios y hasta ideó un programa de becas para que decenas de jóvenes estudien medicina en Cuba. En 2011, abrió la primera Universidad de la Puna.
“Quiero que toda nuestra acción de aquí a 10 años pueda verse en hombres y mujeres de bien que se formaron en Warmi o se beneficiaron por alguna acción de Warmi, siendo los hacedores de su desarrollo y mejorando la Puna”, es el sueño que Rosario expresa. Un deseo que hoy no está lejos de cumplirse. Gracias al esfuerzo y constante trabajo de la ONG, 25 alumnos se están formando en la Universidad de Warmi. Futuros abogados, contadores, licenciados en administración de empresas, administración agraria a los que se les permitió soñar con un título profesional sin verse obligados a abandonar su tierra y sus seres queridos. Ellos serán los futuros líderes de la puna.
Cómo nace
Warmi tiene su origen en los momentos difíciles que Rosario tuvo que atravesar por vivir en una región llena de carencias. Ella cuenta que cuando su madre enfermó gravemente, no había en la zona ni una ambulancia para trasladarla de urgencia, por lo que falleció tras no poder ser atendida. “El dolor me llevó a hacer, para que otros no sufran lo que me tocó sufrir a mí”.
Tan grande es la necesidad de Rosario por ayudar a su comunidad que su día a día consiste en estar atenta a las consultas, pedidos y problemas de las 73 comunidades a las que asiste, al mismo tiempo que se dedica a velar por que los recursos sean utilizados de manera eficiente. Ella asegura que la puna no es pobre, todo lo contrario, lo que necesitan es la oportunidad de desplegar esa riqueza natural y cultural. “Desde hace más de 17 años, no tenemos horarios ni feriados, ni fines de semana. Cuando la gente me necesita estoy allí” .
Quién es
Rosario es una hija de la Puna, enamorada de su tierra, comprometida con su gente. Supo ver el quiebre social que vivían las familias a su alrededor y decidió hacer algo al respecto: convocó a las mujeres de la zona y les propuso un sueño: ya no esperar que alguien de afuera las ayude, sino generar ellas mismas el cambio para sus hijos y sus nietos.

 
En 2001 Rosario recibe una donación de AVINA y en ese momento Rosario concibe un sistema de préstamos solidarios, a bajo interés y basados en la confianza. Gracias a esos préstamos, que al día de hoy siguen funcionando y no cuentan con morosos, se pusieron en marcha los proyectos sustentables que hoy sostienen la región. Rosario es, así, una mujer con la visión de los grandes líderes. “Me invitaron a Harvard, sorprendidos de que prestemos a gente pobre y no tengamos morosos –relata Rosario-, y yo les expliqué que cómo no van a pagar, si nosotros somos todos hermanos, dependemos de nosotros para salir adelante, la palabra es lo más valioso que tenemos”.

 

Su huella

“Quiero que toda nuestra acción de aquí a 10 años pueda verse en hombres y mujeres de bien que se formaron en Warmi o se beneficiaron por alguna acción de Warmi, siendo los hacedores de su desarrollo y mejorando la Puna”.

 

Hoy son más de 6000 las familias que participan directamente en los programas o proyectos que Warmi lleva a cabo, distribuidas entre las 73 comunidades de toda la región Puna, pre Puna, Jujuy y comunidades limítrofes con Salta. Esas familias pudieron elegir quedarse en la Puna.
Desde 1995 esta ONG forma líderes comunitarios que defienden su identidad y trabajan por mejorar y crear más oportunidades donde antes no las había. Warmi le da la posibilidad a miles de personas de trabajar y contar con un emprendimiento propio, tarea que dignifica en gran medida y más todavía si pueden lograrlo sin abandonar sus tierras, sus culturas y sus familias.
Porque, en palabras de Rosario: “En la Puna no contar con nada significa irse. Y el que se va a buscar trabajo es el hombre, pero no vuelve, y las familias se desintegran, los niños quedan abandonados; al no haber contención familiar ni oportunidades los jóvenes se entregan a los vicios. Y es duro ver a un joven abandonado en el alcohol, porque por dentro se entienden muchas de las razones o causas. Por eso hacer nada no es una opción, y menos en la Puna, porque pagan las consecuencias generaciones enteras”.
Gracias al esfuerzo de Rosario, 160 líderes comunitarios y la gran cantidad de voluntarios y asistentes nativos que día a día trabajan por cambiar la realidad de la zona, hoy Warmi permite soñar con una Puna mejor. Una tierra repleta de profesionales autóctonos que lideren un cambio para la región, emprendedores que puedan desarrollar productos y servicios con sus materias primas. Soñar con médicos, ambulancias y servicios sanitarios de excelencia para cada comunidad aborigen. Warmi nos permite soñar con jóvenes que pueden acceder a estudiar por primera vez en una Universidad y contar con un futuro digno posible.

 

Este sueño ya es una realidad, porque gracias al constante esfuerzo y dedicación de toda esta gente, hoy las familias de la Puna tienen muchas más oportunidades para mejorar su calidad de vida y recuperar esa dignidad que alguna vez supieron tener .
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