María José Müller – Amplitud | Radio, comunicación e inclusión | CABA

El proyecto
A través de talleres de radio, de expresión y apreciación musical, logran que las personas aprendan a expresarse, desarrollen su identidad y la de su comunidad. Dependiendo de la misión de cada taller, trabajan la inclusión social, la reinserción escolar, la vocación y el proyecto personal, valores humanos específicos, entre otros aspectos.
Qué está logrando
Los talleres tienen distintos beneficios, según cada persona: combaten la timidez y las limitaciones de expresar lo que sienten, lo que temen, lo que les pasa, ganan autoestima, descubren que son valiosos, talentosos, que pueden tener un proyecto de vida, que los sueños solo hay que perseguirlos, y que no están solos si quieren intentarlo.
El dato
Forman parte de Amplitud más de 30 voluntarios, que beneficiaron a más de 850 personas en 30 comunidades visitadas. Realizan talleres en diferentes barrios y escuelas de alta vulnerabilidad, en emisoras parroquiales, hogares de chicos en situación de calle, centros de rehabilitación de adicciones, entre otras. Además de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, visitaron Daireaux, Junín y las provincias de Catamarca, La Pampa, Rio Negro, y Salta.
Su mirada
“El estado de marginalidad y exclusión de tantas personas en nuestro país hace que ni siquiera tengan la posibilidad de decir lo que les pasa, lo que sienten; mucho menos lo que sueñan. Se nos ocurrió trabajar la inclusión desde la comunicación verbal, la no verbal, la comunicación de los abrazos, de la escucha, de la contención. Los cambios que experimenta la gente hacen que todo valga la pena.”

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Dar voz a los sueños

María José Müller fue una de las fundadoras de Amplitud, donde brinda talleres de radio para comunidades vulnerables.

El proyecto
Amplitud combate la marginalidad a través de talleres de radio y de expresión. “La radio es nuestra excusa, nuestro medio para llegar al otro, y nuestro fin es la inclusión social”, puntualiza María José Müller, que ahora es parte del equipo de gestión de la organización.
A partir de ese medio de comunicación trabajan el desarrollo de la identidad de la persona y el vínculo con su cultura y origen. Los talleres aparecen como un primer paso para luego ayudarlos a terminar el colegio, a capacitarse, a buscar trabajo, a desarrollarse profesionalmente o hasta facilitar que no claudique un tratamiento de rehabilitación de drogas.
“Buscamos que cada persona encuentre en los talleres un espacio para hablar de ellos mismos, de sus miedos y sus sueños”, agrega Majo, como la conocen todos. Cada una de estas capacitaciones dura un tiempo determinado, que se pauta con la institución o la comunidad: el objetivo siempre es dejar capacidad instalada en cada lugar para que el taller continúe.

Cómo nace
“Gracias a Dios, hay muchas organizaciones que dan asistencia desde la alimentación, la salud o la vivienda. A nosotros se nos ocurrió que también había un espacio desde la comunicación, desde donde venimos nosotros, los que hacemos Amplitud”, explica sobre el origen Majo.
La inclusión desde ese lugar era la meta y con un medio claro: “La comunicación verbal, la no verbal, la comunicación de los abrazos, de la escucha, de la contención”. Los resultados comenzaron a llegar y la organización, que nació en 2007, tomó forma.
“Nosotros no damos comida, no abrigamos ni curamos una enfermedad de la gente a la que nos acercamos. Pero los escuchamos, los ayudamos para que puedan expresarse, les damos tiempo, afecto, el compromiso de estar para ellos siempre que nos necesiten, el impulso para que vean lo valiosos que son y las enormes oportunidades que tienen”, resume Majo.

Quién es
Majo, de 39 años, tiene clara la búsqueda de la organización y recuerda una lección del presidente de la Academia de Educación, Pedro Luis Barcia, quien fue su profesor en la universidad. “Me enseñó que la inclusión de la persona empieza por el lenguaje y que el diálogo es la base de la democracia”, recuerda.
Parte del grupo fundador de la organización, Majo es también profesora universitaria. En Amplitud participa como voluntaria y coordina talleres desde los inicios. “Amo la radio y la expresión oral. Desde chica que tengo esta pasión inexplicable. Entiendo que la palabra es una riqueza que solo tenemos quienes gozamos del privilegio de acceder a una educación de calidad. El estado de marginalidad y exclusión de tantas personas en nuestro país hace que ni siquiera tengan la posibilidad de decir lo que les pasa, lo que sienten; mucho menos lo que sueñan”, resume.

Su huella
Más de 20 comunidades y 600 personas se vincularon con Amplitud en este tiempo. El trabajo es siempre sobre la marginalidad y sus síntomas: “La violencia, la droga dependencia, la deserción escolar, la falta de proyecto personal, de sueños, la resignación, la falta de autoestima, entre otros”, dice Majo.
Los talleres están destinados a chicos de entre 12 y 17 años. Allí expresan lo que buscan, lo que quieren estudiar. “Saber expresarse les cambia la perspectiva de vida”, dice Majo y recuerda un alumno de los talleres que hoy es empleado en Radio Mitre y otras historias de transformación personal.
“Nos ponemos al servicio de una comunidad para hacer algo con la comunidad”, relata Majo, que imagina para el futuro de Amplitud más voluntarios y más talleres desparramados por todo el país. “Soñamos con llevar el modelo de Amplitud a otros contextos vulnerables del mundo”, cierra.

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