María Dezeo de Nicora – Creó Fundación Emmanuel: Fortalecimiento y Acogimiento familiar La Plata y Ciudad Buenos Aires

  • El proyecto
    María Elvira es presidenta y creadora de fundación Emmanuel. Busca que todo niño pueda ejercer su derecho a crecer en familia, y que todo padre pueda ejercer el derecho a educar a sus hijos. Inauguró el acogimiento familiar en Argentina hace 25 años.
    Qué está logrando
    Por un lado, impulsa el acogimiento familiar, que es la posibilidad de que algunas familias puedan recibir, temporalmente, a los niños que por diversos motivos no pueden vivir con las suyas. Más de 173 niños ya fueron acogidos y evitaron estar en un instituto de menores. A su vez, acompaña a las familias en crisis para que puedan redescubrir sus capacidades y restaurar los tejidos vinculares rotos o riesgosos.
    El dato
    La fundación de María Elvira cuenta con un hogar al cual van los niños durante el día. Allí reciben diferentes propuestas afectivas y educativas para contenerlos y trabajar preventivamente. Su misión es estar cerca de los padres y de los chicos para evitar que lleguen a la situación de crisis.
    Su mirada
    Ella misma acogió a 7 hermanos. “Esa experiencia nos permitió ver que solamente el amor compartido permite el crecimiento y la plenitud. Invito a toda familia que sienta la inquietud de hacer algo por otro, a que lo haga”.

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    Un lugar para crecer

    María Elvira eligió ayudar a la célula donde se gestan las problemáticas sociales: la familia.

    Desde sus sedes en Buenos Aires y Colonia Urquiza (La Plata), ayuda a cumplir el derecho de todo niño a desarrollarse dentro de un hogar con vínculos de afecto incondicional. También pretende que los padres puedan ejercer el derecho de educar a sus hijos.
    El Proyecto
    Muchos niños argentinos crecen en instituciones de menores. Gestionadas con mayor o menor grado de calidez, son contextos en los que no puede reproducirse la dinámica formadora que puede darse en un hogar de familia. “Aunque suene duro, son chicos privados de su libertad”, determina María Elvira. Están allí porque diversas causas de riesgo les impiden convivir con sus padres.
    María Elvira descubrió que su mayor don es ser familia. No pudo más que compartirlo.
    Como respuesta a esa situación injusta, hace 27 años que María Elvira impulsa el Acogimiento Familiar. A través de esa modalidad, una familia abre su casa y su intimidad para recibir a un niño que no puede crecer con la suya: por un tiempo determinado; hasta que el problema de origen se suture; en el respeto total por la identidad del chico.
    La salud, el tono vital de la piel, la expresividad y la disposición para aprender se van recomponiendo cuando el niño se encuentra en un hogar que lo recibe y acompaña.
    En paralelo, María Elvira lleva adelante una acción sistemática para prevenir que los padres pierdan la tutela de sus hijos. Con sus programas de Acompañamiento y Fortalecimiento Familiar, ella y su equipo caminan cerca de las familias en riesgo. Asesoran, colaboran, capacitan, se anticipan, solucionan, abren espacios de diálogo para que el sistema familiar siga desplegándose en las mejores condiciones de higiene, contención y nutrición.
    En esos programas, cumple un rol estratégico el Centro Tía Kiki. Allí funciona un jardín maternal y un apoyo escolar, en los que los vecinos pueden dejar a sus hijos mientras trabajan en los invernaderos de la zona. Les permite trabajar, ganar un sustento, sin dejar a sus hijos solos en casa. En el centro Tía Kiki se conocen a las familias y se diagraman los modos de ayuda que necesitan. Logran un desarrollo sano de los niños, previenen el desmembramiento de la familia, estimulan el protagonismo de los padres en la educación y el progreso de sus hijos.
    Cómo nace
    Un proyecto pensado para las familias, necesariamente, se gestó dentro de una dinámica familiar. María Elvira, su marido Luis y sus cuatro hijos gozaban tanto de su experiencia de familia que decidieron compartirla. Lo vivían como un regalo tan grande y necesario que se sintieron impactados cuando descubrieron que tantos niños viven en el limbo opaco de los institutos de menores.
    En 1985 nace Fundación Emmanuel, para que esos chicos institucionalizados puedan ejercer su derecho a tener una familia. A los tres años, la misión se encarnó en la propia casa de María Elvira: acogió a 7 hermanos, algunos de ellos con elevados niveles de discapacidad y edades que hacían difícil su adopción. Los 7 vivían separados y gracias a la decisión de Luis, María Elvira y los 4 hijos, pudieron reunirse y empezar un nuevo camino bajo el mismo techo. Y bajo ese techo, se convirtieron nuevamente en hijos y hermanos.
    Quién es
    María Elvira, de 68 años, es psicopedagoga y criminóloga. Descubrió que su mayor don es ser familia.
    A través del Acogimiento Familiar, una familia recibe a un niño que no puede crecer con la suya. Hasta que el problema de origen se suture y en el respeto total por la identidad del chico.
    No pudo más que compartirlo. Sale al encuentro de los demás, para que todos puedan descubrir y fortalecer ese don.
    Se caracteriza por respetar seriamente la cultura y la intimidad de aquellos para quienes trabaja. “Si no, uno cree que tienen la verdad, va y se la impone a los otros”, explica. Ella prefiere acercarse despacio, preguntar, aprender, e ir sugiriendo propuestas acordes a la realidad conocida. “En un momento notamos que la calefacción que teníamos en el centro Tía Kiki contrastaba demasiado con la temperatura que luego vivían los chicos en su casa. Decidimos bajarla un poco y comenzamos un plan para calefaccionar sus hogares”.
    Su huella
    En estos casi 30 años, María Elvira tiene en sus sacos alguna cosecha de la que alegrarse. Más de 160 niños disfrutaron de la educación y la estimulación que se da en el Centro Tía Kiki. Sus familias contaron con el apoyo de Emmanuel para seguir adelante. En total, el equipo de María Elvira acompañó a 752 familias en crisis. A través de su acción, 173 niños fueron acogidos y, por el afán de que el efecto se multiplique, 3000 profesionales fueron capacitados en Acogimiento Familiar.
    María Elvira avanza, hoy a paso lento pero no menos firme. Se sostiene del brazo de Luis, su marido. Así, conectados, tienen otro vigor. Como si los años y los proyectos compartidos hubieran constituido en ese matrimonio una dupla indestructible, que nunca dejará de compartirse.

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