Laura De Brun – Hogares ConVivencias | Hogares para niños y adolescentes que sufrieron abusos | La Matanza, Provincia de Buenos Aires

El proyecto
Laura fundó los hogares ConVivencias para albergar a niños y adolescentes que pasaron por situaciones de abuso sexual y violencia familiar. Su objetivo es bridarles un ambiente de contención y cariño, donde puedan sanar sus heridas y aprender a confiar de nuevo. Para ello, cuentan con un equipo de profesionales que asiste de forma personalizada a cada chico para su desarrollo emocional, físico y educativo, de forma tal que pueda recuperar su vida y una mirada a futuro.
Qué está logrando
La fundación cuenta con dos hogares: uno para mujeres adolescentes de entre 12 y 18 años, y otro para varones de 6 a 12 años. Todos ellos, víctimas de abuso y maltrato. En total, en ambos hogares conviven unos 28 jóvenes asistidos por unos 25 voluntarios, algunos de los cuales son antiguos huéspedes. De esta manera, se conforma un círculo virtuoso, en el cual algunos de los jóvenes eligen ayudar a otros que pasaron por su misma situación.
El dato
Durante su juventud, Laura también fue víctima de abuso sexual por un familiar cercano. Por esa razón, en el 2000 decidió junto a su esposo crear los hogares para contener y ayudar a otros jóvenes que padecieron lo mismo que ella. Laura padeció el sufrimiento, el miedo y la desesperanza que experimentan las víctimas de abuso. Su lema de vida es: “Si yo pude, otras también podrán”.
Su mirada
“El objetivo es que cada niño, niña y adolescente pueda encontrar el afecto, el cariño y los valores que perdieron. Con el tiempo, los cambios que vemos en su forma de hablar, sus abrazos y besos, me hacen sentir que lo que hacemos vale la pena”.

AYUDÁ A ESTE ABANDERADO

www.fundacionelegisonreir.org l info@fundacionelegisonreir.org l (011) 4622-4145

“Pese a las cicatrices, eligen sonreír”

Laura de Brun creó los hogares Convivencia para alojar a adolescentes mujeres y niños víctimas de abuso sexual y maltrato infantil.

El proyecto

“Llegan muy heridos por sus familiares más cercanos. Muchas veces desnutridos y golpeados. Aquí reciben amor, afecto y cariño. Queremos ayudarlos a que entiendan que ellos pueden empezar a sonreír, que pueden elegir.”

Laura de Brun o “Lali” como todos la conocen, creó y dirige la fundación Elegí Sonreir que cuenta con dos hogares covivenciales para víctimas de abuso sexual y otras formas de maltrato infantil. Allí, los jóvenes encuentran por primera vez una familia y un entorno adecuado para  llevar a cabo la difícil tarea de volver a confiar en las personas y poder sanar sus vidas y corazones.

“Creemos que los chicos son seres integrales y nos ocupamos de ellos en sus tres áreas. En lo emocional, ellos reciben amor, abrazos y  son escuchados. En lo físico, les brindamos una alimentación adecuada y nos preocupamos por su salud. Por último, nos enfocamos en su desarrollo social, promoviendo su educación”.

El hogares para mujeres adolescentes se encuentra emplazado en Villa Celina y el de niños varones en Ciudad Evita, ambos en el Partido de La Matanza. Los jóvenes llegan derivados del servicio de promoción y protección de Derechos del Niño. Desde que llegan, Lali y su equipo de especialistas trabajan en su contención emocional, escolarización y en el apuntalamiento de su personalidad.

Cómo nace

“Comenzamos acompañando a víctimas de abuso sexual, al principio en mi casa y luego nos dimos cuenta de que necesitábamos abrir un lugar, un espacio donde pudiéramos hacer eso mismo, pero brindando una contención más completa”.

Fue así que en 2008, Laura decidió junto a su marido abrir el primer hogar Convivencias para adolescentes mujeres de entre 12 y 18 años víctimas de abuso sexual y violencia familiar. Tres años después, creó la fundación Elegí Sonreir y abrió un segundo hogar para niños varones de 6 a 12 años también víctimas de abuso y maltrato.

Quién es

“Uno puede vivir su historia desde el lado de víctima y quedarse en ser una víctima y vivir en el dolor, ó uno puede elegir sonreír y comenzar a escribir una historia nueva y proyectarse hacia un futuro maravilloso”.

Laura conoce de primera mano todo el dolor y miedo por el que pasa una persona víctima de abuso, ya que durante su juventud lo sufrió por parte de un familiar cercano. Tras años de desesperanza y silencio, a los  18 años encontró en un grupo la ayuda que necesitaba para volver a creer.

Hoy, cuenta 25 años de casada,  2 hijos naturales y 1 una hija del corazón. Trabaja a diario en la fundación para poder ayudar a otras niñas y jóvenes que pasaron por lo mismo que ella. Lali siempre les repite que su slogan de vida es “si yo pude, otras también podrán”.

Su huella

“Aquello que tal vez te opacó, podes utilizarlo para que otros salgan a la luz y que vean que hay una posibilidad de salir, de creer, de ver y de vivir”.

Al presente en ambos hogares conviven 28 chicas y chicos asistidos por un equipo de 25 voluntarios. Allí, los jóvenes cuentan con la ayuda profesional de una psicóloga y una trabajadora social que hacen un seguimiento personalizado de cada uno de ellos.  Además, los hogares son apadrinados por unas 20 familias que acompañan a los jóvenes en los festejos de sus cumpleaños, días del niño y otras fiestas.

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