Una grieta en el muro de la pobreza

Facundo Garayoa creó FONBEC, una organización que beca a jóvenes para que completen sus estudios y se mantengan fuera de la pobreza.

El Proyecto
Una persona carente de educación nunca podrá elegir con total libertad el camino profesional para su vida, y verá fuertemente limitado su potencial. Pensando en esto, Facundo Garayoa inició en 1999 un novedoso programa de becas que llega más de 1100 personas en todo el país.

«Quiero unir dos mundos. El mundo de gente que tiene trabajo y posibilidades; con  este otro mundo de gente que quiere tener ese buen futuro, pero muchas veces no tiene dinero para tomarse un colectivo e ir al colegio».

“Nuestro trabajo es posibilitar que estudiantes destacados continúen sus estudios, evitando la deserción por faltas de medios. Así favorecemos su desarrollo como personas de bien, brindándoles herramientas para que el día de mañana sean personas capaces de autosustentarse y de ayudar a los demás”, explica Facundo.

Además, este programa tiene una particularidad: Facundo y su equipo incentivan a los becarios que terminan sus estudios y se insertan en el mercado laboral a que se acerquen a la fundación para seguir colaborando, para que otros chicos también puedan seguir estudiando: se va creando un círculo virtuoso de solidaridad.

FONBEC trabaja en zonas pobres de Córdoba, Buenos Aires, Catamarca, Mendoza, Misiones, Rosario, San Juan, Santiago, Tucumán, Jujuy y Bolivia.

El Programa Becas de FONBEC es autosustentable y sostenible: más padrinos, implican más becarios. “De ahí viene mi fuerza para gestionar más ayuda, porque nunca cerramos la lista de espera de nuevos beneficiarios”, dice Facundo.

El trabajo de la ONG no sólo se basa en el estudio. Los voluntarios de la ONG también realizan actividades recreativas con los beneficiarios, como deportes, montañismo, paseos. También hay talleres los sábados donde los becarios reciben formación y aprenden algunos oficios como cocina, sin descuidar la recreación y el deporte.

FONBEC lleva a cabo su tarea con el aporte de otras organizaciones, como Fundación Bunge y Born, Fundación Navarro Viola, CONIN, Asociación Civil de Cuyo, Un techo para mi país, ICES, Centro Cultural La Cañada y el Ministerio de Educación de Córdoba.

Además, desde hace un año, al programa se sumó una Bolsa de Trabajo, gestada como un negocio social, donde la rentabilidad económica servirá para financiar gastos de la fundación. Este proyecto está liderado por un exbecario, licenciado en psicología.
El sueño de FONBEC es llegar a los 5.000 becarios en el 2016.

La ONG necesita vehículos para recorrer los barrios beneficiados para trasladar a los chicos a los talleres y a las salidas recreativas. Finalmente, FONBEC necesita apoyo para finalizar su certificación ISO 9001/2008, que está demorada por falta de recursos humanos y económicos.
Cómo nace
El trabajo de FONBEC fue iniciado cuando Facundo tenái 24 años, en 1999, de un modo casi accidental. “Después de haber realizado distintos trabajos voluntarios, le hice llegar ayuda económica de un amigo a una estudiante excelente que no podía continuar sus estudios de Comunicación Social, por no contar con los medios económicos. Así vinculé, casi sin darme cuenta, el primer padrino con la primera becaria”, dijo Facundo.

Ese suceso marcó el camino de lo que sería más adelante FONBEC. Los primeros años de la iniciativa, Facundo siguió vinculando ahijados con padrinos para que los primeros pudiesen terminar sus estudios, mientras continuaba su trabajo como ingeniero. En junio de 2008, uno de los padrinos de la fundación ofreció a Facundo pagarle un sueldo así se dedicaba profesionalmente solo a la fundación, como director de la misma.

Quién es
Facundo Garayoa tiene 37 años, es ingeniero, y trabajó en voluntariado desde su juventud. En 1999 organizó la primera beca de estudio para una joven, lo que marcó el camino para la fundación de FONBEC. Durante 9 años siguió organizando la vinculación entre padrinos y becarios en forma part time, mientras trabajaba. En 2008, a instancias de uno de los padrinos, empezó a dedicarse full-time a FONBEC.
Su huella
FONBEC llega a más de 1100 becarios en forma directa y trabaja con 4500 beneficiarios indirectos (entre mediadoras y familiares de los becados). A través de su programa, los chicos reciben dos tipos de beneficios: uno económico, ya que recibe un aporte para realizar sus estudios, y uno emocional, que es el vínculo generado con el padrino. Muchos de los egresados del programa luego vuelven al mismo, ya sea como padrinos, ya sea como voluntarios, con la idea de devolver la ayuda que recibieron.
Nuestro trabajo es posibilitar que estudiantes destacados continúen sus estudios, evitando la deserción por faltas de medios económicos.
En la iniciativa trabajan más de 200 voluntarios, hay 10 padrinos que fueron becarios, 80 empresas y 2 fundaciones que aportan becas, 400 padrinos particulares y se pagan 120.0000 pesos mensuales en becas.
Este programa combate los altos índices de abandono escolar entre personas de bajos recursos, evitando el aumento de la brecha social y económica, el crecimiento del trabajo infantil y el trabajo informal. En fin, busca romper el ciclo vicioso de la pobreza que busca reproducirse de generación en generación.

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