http://tn.com.ar/sociedad/en-primera-persona-vivir-para-servir_632458

La hermana Theresa Varela es una persona fuera de serie. Tiene la capacidad de estar atenta al mínimo detalle de lo que pasa a su alrededor.

Lleva en su alma desde siempre, el deseo de ser madre. Sin embargo, aunque pensó en casarse y «tener 30 hijos», según ella misma cuenta, fue más fuerte lo que percibió como el llamado de Dios. La misión que debía llevar a cabo en la vida.

Y, de igual manera aún habiéndose consagrado a su Dios, es madre. De los hijos de otras madres. De los niños más necesitados de afecto, alimento o juguetes. De los jóvenes que quieren estudiar y emprender un camino de progreso para poder desarrollarse en la vida.

Theresa, nos demuestra una vez más donde se encuentra la riqueza, en el medio de la pobreza.
Theresa vive para servir a los demás. Con mucho esfuerzo, logra día a día que muchos de esos chicos puedan tener su comida diaria y los incentiva para que estudien.

Recorrió un largo camino para llegar a su lugar en el mundo. Donde creyó que podía ser más útil. Donde creyó que podía transcurrir su vida dando.

Allí en San Marcos Sierra, nos esperó, nos invitó a sentarnos a su mesa y se preocupó cuando tardábamos en llegar a destino. Como una madre que hacía lo posible para que estuviéramos a gusto.

Aunque pensó en casarse y «tener 30 hijos», según ella misma cuenta, fue más fuerte lo que percibió como el llamado de Dios.
Theresa, nos demuestra una vez más donde se encuentra la riqueza, en el medio de la pobreza. Theresa descubrió lo que significa el privilegio de dar.

Gracias Hermana Theresa. Gracias también a ese grupo de voluntarios que te rodean y que suman su gota al mar.